...Y estaban ahí, estampados en el bosque, sigilosos...con su figura elegante y encajando tan perfectamente en ese entorno. ELLOS...tan dueños de aquel paisaje. Vuelven a pertenecer y son extremadamente únicos....despuntando flores de orquídeas a su antojo. Inmutables, como si nada ni nosotros ni nadie, pudiera perturbarles su existencia y la soberanía de su bosque. Fue un avistaje muy privilegiado y emocionante....por mil razones del corazón y de la ciencia. Compartido con Carlos y con Juanjo. Cualquier otro regalo de navidad que hubiese intentado imaginar, quedaría absolutamente intrascendente (excepto que el arbolito navideño se convirtió en un enorme lengal y que papá Noel olvidó ponerle el moño a las sorpresas!). Compartan la felicidad de este regalo...que es en realidad, un regalo para todos. Mela.
Gracias María Laura !!
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